Miguel Alvear

5 – 23 Noviembre 2003

Miguel Alvear explica que el origen de esta serie fotográfica se halla en una fascinación por los espacios de los buses de transporte urbano, «me atraía el ‘champús’ (potpurri); decorativo de las busetas y autobuses -alfombras, stickers, televisiones, águilas, luces, gestos obscenos e iconografía religiosa, lemas trascendentales (solo Dios sabe mi destino) y provocativos (sonríe, tu mujer me ama)- pero sobre todo, me fascinaba la intencionada tensión erótica que conseguían provocar entre (y me incluyo) los usuarios masculinos, las azafatas de algunas compañías apretadas en ajustadas prendas traslúcidas y mini faldas arrugadas».

Al recibir la invitación para participar en este proyecto, Alvear recupera su idea, solo que las azafatas ceden el turno a las estrellas de tecnocumbia, juntando así el pasillo del bus y la tarima del concierto. Estos dos espacios son vistos como escenarios de tensión sexual, de despliegue de estrategias de seducción y poder, y es a partir de estos que construye los escenarios para las fotos de MEC-POP (mecánica popular). En su obra el estudio fotográfico recupera la teatralidad de los estudios del siglo XIX, en donde el decorado no solo remite a los falsos horizontes y cortinajes de un estudio decimonónico, sino que se asemeja a una locación de rodaje cinematográfico, dado el esfuerzo colaborativo, más cercano a la práctica de producción cinematográfica que a la forma como tradicionalmente se entiende la autoría de la obra de arte.

A partir de la unión de las visualidades de estos dos mundos (el de la música popular y el del volante, presentes en las fotos gracias a la colaboración de las artistas de dicho género musical y a los choferes de la Cooperativa de Transportes Marco Polo) Alvear consigue desestabilizar la estructura de dicho espacio de seducción –tarima/pasillo-, al trastocar los códigos de una performatividad de género establecida y dominante en nuestra sociedad, visible no solo en este espacio sino también en la publicidad y la prensa. Los personajes de sus fotos desafían los roles sexuales asumidos como norma, llevando al exceso ciertos estereotipos aceptados o modificándolos radicalmente. Esta ritualización al exceso consigue que la diferenciación sexual marcada como apropiada por la sociedad llegue a la implosión, produciendo personajes desestabilizadores y problemáticos.

En MEC-POP lo asumido en cuanto a roles de género se desmorona. El macho jactancioso y controlador se convierte en un personaje aislado, pasivo observador de una escena de erotismo lésbico; el seductor del volante, dueño del piropo obsceno y el pitazo de conquista, se ve amedrentado frente al despliegue de sensualidad de sus supuestas “presas”.

La imagen se nos avienta cargada de referencias visuales, reconocemos ciertos esquemas compositivos, ciertas referencias a la historia del arte. Las fotos nos recuerdan a Venus o a la Maja Desnuda –tanto en la versión de Goya como en la perversa interpretación de Joel-Peter Witkin-. El entramado cinematográfico y teatral y su puesta en escena fotográfica nos remiten a los trabajos de fotógrafos como Jeff Wall o Cindy Sherman. Sin embargo, pese a todas estas conexiones, siempre algún elemento nos devuelve al bochorno o a la irritación de enfrentarnos a un mundo visual extremadamente familiar, pero a su vez lejano y oculto. La obra termina a la deriva entre el sarcasmo y el elogio. Vinculada al glamour de la imagen publicitaria; con la que se afilia gracias a la cuidada producción de cada foto (casting, escenografías, diseños de vestuario, iluminación, maquilladores) y al acabado brillante de la impresión digital; transparenta no obstante, otro “glamour” distinto al de las páginas de las revistas de moda y de eventos sociales. El que aparece es un mundo de lentejuelas, en donde la proporción de los tacones corresponde a los largos de las minifaldas. Un mundo de cabellos tinturados, de ropas que ciñen una cintura inexistente, de cuerpos que, en términos de Alvear, quieren ser de una manera y que en ese querer ser evidencian otro cuerpo. Un cuerpo que al buscar ser lo que no es deviene otro.

-Extracto del ensayo Museo Viene de Mausoleo, María del Carmen Carrión, Catalogo Divas de la Tecnocumbia, 2003.

Luis González Palma

8 – 30 Octubre 2003

Esta es la tercera ocasión que la Galería dpm presenta trabajos recientes del guatemalteco Luis González Palma, figura clave de la fotografía latinoamericana contemporánea. Las nueve obras que componen la muestra mantienen la gratificación estética a la cual nos tiene acostumbrados, ya que desde una óptica meramente visual son un verdadero deleite.

Sin embargo la exquisitez de estas composiciones encierra, en su refinado lirismo, contenidos que invitan a la reflexión. Aparentan mantener las preocupaciones que el artista ha desarrollado a lo largo de su carrera: el dolor de la condición humana, el rostro como metáfora de tristeza, el poder de la mirada para comunicar. La marca registrada responsable del aire de nostalgia que invade estas imágenes –los tonos sepia con que las “añeja”- sigue presente, aunque tal vez con menor saturación en su intensidad. El patente empleo de la etnicidad de sus tradicionales sujetos (indígenas mayas y mestizos) para ser contrastado con símbolos de la aculturación colonialista se mantiene sólo en un par de obras (ver Metáfora, 2002). El uso de los indígenas jamás ha sido con afán de explotar su condición, ya que se los muestra siempre dignos; el propósito final supone desnudar contradicciones en la realidad cultural y social de su país, parecida a la nuestra, y espejo de muchos rincones de la América hispana.

En algunos de estos trabajos emplea pan de oro, por lo general como telón de fondo, y a mi entender como elemento significante y ubicuo del barroco religioso, de sus procesos impositivos y sincréticos, y del desvergonzado descaro de abusar de su ostentoso brillo para deslumbrar a una masa nativa desposeída.

Las imágenes en esta exposición aparentan ser un tanto más complejas que su obra anterior e indagan temas de su vida familiar. La explicación que el artista proveyó de su “método”, aparecida en una entrevista de 1999, quizá nos de pistas para interpretar su quehacer: “Soy un posmoderno Romántico. Trato de usar sus maneras [las del romanticismo] para fotografiar, y al mismo tiempo, incorporar los problemas que percibo en un país como Guatemala. Y al mismo tiempo, incorporar la filosofía de Persia en el Siglo XI. Intento tomar muchas cosas e incluirlas…”.

A partir de esto podemos aventurarnos a analizar trabajos como Sebastián (2002), que presenta el retrato de un niño (uno de sus hijos) junto a un par de páginas de una antigua edición de los Diálogos de Platón. La fotografía circular nos recuerda el formato de los tondos del Renacimiento, pinturas que por lo general eran destinadas a lugares domésticos e íntimos. Por otro lado el platonismo entiende al arte como una imitación del mundo físico, que a su vez imita a las Formas, en otras palabras el arte es una copia de una copia, y por aquello es una ilusión que nos aleja de la Verdad. Por este motivo y dado el poder que tiene para desbordar nuestras emociones, el arte es potencialmente peligroso. En otro de sus diálogos Platón indica que el artista, a través de la inspiración, puede lograr una mejor copia de la Verdad que la que encontramos en la experiencia ordinaria, y por ello puede llegar a convertirse en un tipo de profeta. Provistos estos antecedentes me aventuro a un abanico de lecturas propias, el espectador podrá hacer lo mismo con todas las obras. He ahí uno de los placeres de experimentar el arte.

Eduardo Tokeshi

10 – 30 Septiembre 2003

Eduardo Tokeshi es uno de los artistas peruanos contemporáneos con mayor trayectoria y reconocimiento en el medio cultural peruano. Egresado de la Facultad de Arte de la Pontificia Universidad Católica del Perú en 1992 ha realizado numerosas exposiciones individuales en el Perú y en el extranjero y sus obras se encuentran en importantes colecciones de Museos en el mundo entero.

Sus propuestas han sido múltiples y variadas durante toda su carrera artística. Esta versatilidad lo ha hecho realizador de trabajos conceptuales, políticos o simplemente estéticos de gran calidad y belleza. Sus obras llevan un sello muy personal que lo distingue y diferencia de los artistas de su generación.

Eduardo Tokeshi ha representado al Perú en múltiples eventos culturales en el extranjero, como la 23a Bienal de Sao Paulo o la Bienal de arte de la Habana. Ha recorrido durante su carrera diversos caminos algunos con una carga conceptual muy ligada a nuestro modo de ver la vida, costumbres y especialmente a convicciones profundas.

Tokeshi es uno de los artistas que mejor representan el arte peruano actual. Su obra se alimenta de diferentes fuentes portadoras de imágenes que se originan tanto en el arte popular peruano, como del colonial o de imágenes de internet. Esta iconografía se puede situar entre los extremos de un juego de provocación de amor o de muerte. Esta ambigüedad no hace sino enriquecer su obra que se convierte en un tipo de emblema de nuestras ilusiones y obsesiones colectivas.

La exposición que presenta en DPM consta de trabajos realizados al óleo sobre trupan en diversos formatos. Todas ellas componen un mosaico colorido y visualmente enriquecedor con múltiples lecturas.

Eduardo dice sobre su obra: “ «Quizás mi pintura sea el resultado de un encuentro, entre casual y provocado, de una serie de imágenes que me han perseguido y he perseguido: la violencia de lo cotidiano, la televisión, el comic, la modernidad en el subdesarrollo, la música, el zen, la Patria, la identidad, las relaciones entre la gente, el amor, el equilibrio, el instinto, la razón, el constante asombro por la realidad de un país en donde todo siempre esta apunto de suceder y a veces nunca sucede”.»

Rosario Wenzel
Directora ARTCO
Lima, Agosto 2003

Roberto Huarcaya

30 Julio – 22 Agosto 2003

Fotografía, pura invención. Si la historia de la fotografía la entendemos como la historia de un medio en cuyos mensajes se representa la realidad objetivamente, estamos ante un serio prejuicio. Porque en esta propuesta de Roberto Huarcaya, en la que subyace una evolución en su trayectoria fotográfica que vislumbra un camino abierto a la exploración sobre la naturaleza de la fotografía y de la existencia humana, se hace patente la superación de ese convencionalismo: con la fotografía se inventa, no solo se representa. Seguir leyendo

Vestido de Mujer

21 Mayo – 20 Junio 2003

Se extiende cada vez más la afirmación de que el mundo del arte se ha feminizado. Esta apreciación que podría confundir a algunos, no es más que un tácito reconocimiento a los notables aportes de las mujeres en vertientes punteras de cultura artística contemporánea. Como en la mayoría de las esferas de la actividad social, los hombres han dominado los predios del arte llevándose las glorias en la fundación de lenguajes y tendencias reconocidas.

Esta historia de flagrante dominación parece cerrarse con un nutrido ejército de féminas que discuten los roles protagónicos en los escenarios de la cultura. Lo interesante es que, a contrapelo de todo lo que se ha identificado como arte femenino, las huestes del otrora “sexo débil” esgrimen las armas más sofisticadas del intelecto aquellas que, junto a propuestas de alto riesgo y refinamiento conceptual obligan, constantemente, a revisar el trillado tema del sexo y el arte.

A esta apuesta de interpelar, subvertir y estremecer los códigos expresivos atribuidos a la feminidad, se apunta “Vestido de Mujer” , un diálogo intenso entre cinco artistas mujeres que sondean en los vericuetos de la subjetividad femenina y en la expresión de esta última, más como experiencia de mujer, que como conjunto de señales que esbozan una identidad definible y estable.

La muestra la integran: María Fernanda Cardoso, ( Colombia )artista cuya obra en conjunto rebasa cualquier intento de encasillamiento. A ella pertenece esa pieza antológica ya, en el arte contemporáneo internacional:“Circo de Pulgas”, poema visual de inefables intensidades. Priscilla Monge, ( Costa Rica ), sin dudas uno de los pilares del movimiento plástico que, con pujanza, exhibe hoy la región centroamericana; experta ella en afiladas y seductoras imágenes encargadas de vulnerar la sociedad machista y sus concepciones acerca de la mujer. Mónica Girón ( Argentina ) creadora que posee una notable solvencia conceptual para desafiar cualquier estereotipo surgido a partir de la relación posible entre arte y género. Manuela Ribadeneira ( Ecuador ) la misma que, junto a su empresa Artes No Decorativas, ha producido inquietantes alegorías de la sociedad actual y del mundo artístico y Janeth Méndez, un joven valor de la plástica nacional que apunta en la revalorización crítica de una laboriosidad casi perversa.

Ellas se “visten” de matices ambiguos y emprenden un escarceo en los roles asignados a la mujer por la cultura dominante, infringen con goce los “atributos” de la feminidad, los llevan con sarcasmo hasta el límite, desplegando sutilezas, ironía y cinismo.

Lupe Alvarez
Investigadora y Crítica de Arte

Placebo, elecciones 2002

Enero 2003

Placebo, en medicina, se denomina a la sustancia inerte, como el azúcar, que se emplea en lugar de un fármaco activo. Los placebos se pueden administrar a algunos pacientes con enfermedades incurables para inducir lo que se ha llamado efecto placebo: una mejoría, al menos temporal, del estado del paciente. Se sabe poco sobre su mecanismo de acción, pero se cree que la confianza del paciente en curarse puede estar relacionada con la liberación de sustancias químicas cerebrales denominadas endorfinas, opiáceos naturales producidos por el organismo. Sin embargo, el efecto puede ser negativo si el paciente alberga demasiadas esperanzas ya que dentro de la ilusión de mejoría se encuentra implícito un engaño. El tipo de respuestas a la administración de placebos no está asociada con un tipo particular de personalidad u otras características psicológicas.

El efecto placebo puede definirse como un cambio terapéutico en el estado del paciente que está causalmente conectado con el conocimiento (o la conciencia) personal que posee de encontrarse en una determinada situación clínica. Se trata, por tanto, de un procedimiento médico que no posee efecto fisicoquímico específico sobre la situación de dicho paciente.

-Matilde Ampuero

Reflexión:

El 15 de Enero, hora y día, del cambio de mando gran número de ecuatorianos y extranjeros residentes en el país estaremos atentos a la ceremonia presidencial, la cual vendrá acompañada del habitual discurso, tanto del presidente saliente como del entrante.

La mayoría de nosotros que hemos presenciado cambios de mandos, estaremos educadamente sentados escuchando las retóricas, momento de la dosificación. En nosotros estará un doble sentimiento: credibilidad motivado por la esperanza de mejores días, por un lado, e incredulidad por otro, siendo este último superado muy posiblemente por el primero, por el instinto natural de supervivencia; unos boquiabiertos, otros deslumbrados por los cambios ofrecidos, recibiremos nuestra dosis de esperanza, la cual tendrá un efecto emotivo en nuestra personalidad, repercutiéndose por algún tiempo en nuestras vidas cotidianas.

El presidente electo nos dosificará vía ofrecimientos, sustancias inertes de las que estuvieron compuestas sus discursos electorales, sustancias que incluyen la promesa de una sociedad civil con mayor capacidad de acceso a riquezas y servicios, sin embargo, nuestra historia nos conecta con el abuso de poder, con la mala legislación, con los valores vitales erróneos, con la decadencia y los gobiernos obsoletos.

Más allá de imponer una temática a esta exposición, dpm arte contemporáneo propone una muestra de reflexión: el efecto Placebo no es endémico de nuestra sociedad ni de la región latinoamericana, más bien forma parte de un sistema político-social que abarca a un gran número de naciones en las distintas latitudes del globo.

La muestra Placebo podría ser interpretada como una metáfora; Jean Baudrillard decía “…No se les puede poner un nombre a los instigadores de la conspiración, ni tampoco se puede identificar a las víctimas, ya que esta conspiración no tiene un autor y todo el mundo es la vez víctima y cómplice. Lo mismo ocurre con la teatralidad de la política: todos estamos a la vez estafados y coimplicados. Hay una especie de incredulidad, una ausencia de compromiso que significa que todo el mundo está jugando un doble juego en un infinito círculo vicioso…”.

Luis Molinari

20 Noviembre – 20 Diciembre 2002

En las artes plásticas del Ecuador, el nombre de Luis Molinari Flores sobresale entre el reducido número de artistas que innovaron y realzaron el arte moderno.Seguir leyendo

Roberto Noboa

31 Julio – 16 Agosto 2002

«En esta exposicion mostraré obras realizadas en lienzo aunque la mayoria son sobre papel. Los papeles juegan un doble rol: pueden funcionar como bocetos y como obras terminadas; en ellos utilizo diversos materiales como la tinta china, carbon, lapiz y acrilico, mientras que los lienzos, de gran formato, son pintados todos con acrilico y en algunos casos tambien con oleo.

Trabajo con simbolos que se repiten, un ejemplo son las aves, que casi siempre son gallinas, aunque ahora mientras trabajo tambien llegan buitres y cisnes. Las gallinas aparecieron por primera vez en una serie de cuadros que pinté en 1995. Algunos de los titulos de esas obras eran «GALLINA», «UNION», «TRES GALLINAS», «DESCOMPOSICION #2», «DESAPARICION DE DOS GALLINAS». Si se observa con detalle, en los cuadros de esta exposicion aparecen partes de esos cuadros. Y es aqui donde entran las guitarras (en su mayoria FLYING V’s), baterias, platillos. Instrumentos musicales que son utilizados exclusivamente para hacer ROCK pesado o HEAVY METAL y tambien PUNK. Siempre me he cuestionado las letras de: Bon Scott, Lemmy, Lars Ulrich, Rod Halford, Blakie Lawless, Les Claypool, entre otros. Como muchos de mi generacion, yo crecí escuchando y tocando la musica mas pesada que el mundo ofrecía.»