Lago Agrio – Sour Lake, Pablo Cardoso

12 Julio – 15 Agosto 2012

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Mas allá de la deriva: Cardoso y el peregrinaje político

Pablo Cardoso ha venido reformulando el rol del explorador durante más de una década. Ha creado durante este tiempo un conjunto de series –u obras-bitácora- que se estructuran visualmente a partir del registro secuencial de imágenes que dan cuenta del entorno de sus travesías. A grandes rasgos se podría también entender su práctica como si se hubiese propuesto transformar la deriva situacionista añadiéndole un sentido de propósito a sus experiencias. Ya sea en clave investigativa, meditativa o sugerente estas discretas intencionalidades que atraviesan sus viajes y paseos han sido diversas, y han oscilado desde la alusión significante a referentes históricos (GeodesiaLebensraum) y culturales (AllendeLejos cerca lejos), hasta la indagación en profundidades ontológicas a partir de hábitos cotidianos (6 AM18.VI.02) o desplazamientos engañosamente anodinos (NowhereAbismo-Desierto-Mar).

En las representaciones pictóricas que elabora el artista -siempre reinterpretando una documentación fotográfica previa- el paisaje cultural y natural ha jugado un rol predominante. Es posible desprender de todo este cuerpo de trabajo un interés por contrastar los efectos de la racionalidad tecno-científica sobre la naturaleza ante la experiencia subjetiva humana que esta puede desatar, tal vez llegando a poner en cuestión cómo los avances en el campo del conocimiento transforman y afectan nuestra percepción del mundo. Si bien por ello una parte de esta producción esté imbuida de un espíritu romántico, no extraña a su vez que su más reciente proyecto, titulado Lago Agrio-Sour Lake, parta desde una perspectiva ecologista y un espíritu militante, y persiga mediante un acto simbólico sencillo pero potente plantearse como un gesto crítico abiertamente político.

Los estudios poscoloniales han servido de herramienta para entender críticamente la realidad latinoamericana. Estas líneas de pensamiento han permeado significativamente las estructuras sociales a raíz del cambio de siglo, ya sea a través del discurso en la arena política que ha fomentado fluctuaciones ideológicas radicales en gobiernos de la región, o por su diseminación a partir del mundo académico, promoviendo un estado de reflexión y alerta. En sintonía con aquello un nutrido número de artistas ha incorporado en su producción similares propósitos, y es por esto que una de las líneas de interpretación dominantes privilegia un análisis de las pulsiones decoloniales que las obras encierran.

En este contexto una de las perspectivas más interesantes –elaborada por diversos autores del Grupo modernidad/colonialidad- propone entender aquella “colonialidad” como una dimensión que no es previa a la modernidad, sino más bien que se encuentra integrada completamente en ella, a través de las “lógicas culturales” heredadas del colonialismo y que se proyectan hasta el presente una vez finalizada aquella etapa histórica.

Tomando en cuenta esta interdependencia se puede entender por ejemplo la explotación petrolera desbordando su valoración simplista como aporte al desarrollo del país, para mostrar “el lado oscuro” que este proceso conlleva. No solo se trata de señalar únicamente la indignante destrucción de una naturaleza prístina, sino la manera en que ese proceso sometió a poblaciones indígenas a formas de existencia que se ajusten a los procesos de modernización, para eventualmente producir individuos que se encuentren “sujetados” al capitalismo, operando por fuera de sus saberes y experiencias sociales ancestrales.

Paraíso perdido

La indagación decolonial de Cardoso tiene un muy claro antecedente en la serie Lebensraum del 2010, donde subyace toda una trama de entrecruces entre arte y colonialismo, y que en cierto modo actúa como un puente para abordar Lago Agrio-Sour Lake. Aquel vocablo alemán, que se traduce en la expresión “espacio vital”, remite a una teoría impulsada por los nazis, y encierra un concepto afín a la doctrina del Destino manifiesto norteamericano, que promovió en el siglo XIX la creencia de que los Estados Unidos de América estaban providencialmente destinados a expandir sus dominios como nación.

Esta alusión empleada para titular una serie que reinterpreta en diversas pinturas monocromas obras del afamado paisajista Frederic Church no es nada inocente. La obra producida por Church fruto de sus dos expediciones al Ecuador en 1853 y 1857 se perfilaba bajo esta ideología, y por tanto operaba en él, entre otros, el factor de la motivación político-religiosa alimentando su afán explorador y artístico. Habiendo sido tildado como “el pintor americano del Destino manifiesto”[1] transformó la noción del paisaje en territorio (cosa que a la vez se encuentra entre las pesquisas que motivan a Cardoso). La fama y la manera en que fue recibido su trabajo confirman aquello, su obra maestra El Corazón de los Andes (1859), más allá de reproducir datos geológicos y botánicos, “fue celebrada por el público [norteamericano] porque otorgaba una forma visual a su idea de la América tropical: representaba aquel largamente perdido Jardín del Edén, un mundo naciente intacto desde la creación.”[2] Y si bien esta creencia optimista en el paraíso tropical impulsaba a los artistas viajeros, aquellas imágenes del sur se podían también reflejar en el espejo de la fascinación con el expansionismo territorial, al punto que –como señala Katherine Manthorne- las pinturas que produjeron los artistas viajeros “se interpretaron, en parte, en este espíritu de apropiación.”[3] Vale mencionar además que los artistas viajeros como Church, que estaban “civilizando” estos paisajes por primera vez mediante convenciones pictóricas occidentales, abordaban aquella naturaleza indómita bajo la certitudes que les confería la ciencia.[4]

Luego de concluida la serie Lebensraum Cardoso decide visitar el oriente ecuatoriano para constatar de primera mano las evidencias de la contaminación producida por la compañía @Texaco (ahora @Chevron) durante casi tres décadas de explotación petrolera. Llega sin un proyecto artístico definido, impulsado más por la información que circula en noticieros y documentales acerca de lo que se ha convertido en uno de los mayores desastres ecológicos mundiales y que ha sido objeto –a partir de las demandas presentadas en 1993 y en el 2003- del más grande juicio medioambiental de la historia. Poco más de un siglo después de Church el expansionismo por la vía del capital se consolidó mucho más allá del sur tropical y aquel supuesto Edén se encuentra en un rápido camino a convertirse definitivamente en un paraíso perdido.

La magnitud del shock experimentado hace que en esta ocasión Cardoso planifique una de sus travesías con un prominente empeño crítico; no hay aquí lugar para sutilezas innecesarias. El pintor se propone documentar en 120 pequeñas pinturas un viaje que ya no lo tiene a él como protagonista subjetivo sino a un pequeño frasco que contiene una muestra de agua contaminada tomada directamente del primer pozo de Texaco en todo el Amazonas, instalado en la población ecuatoriana de Lago Agrio. Esta ciudad en medio de la vegetación, que al presente cuenta con casi 60,000 habitantes, inicia su historia como campamento de la petrolera, obteniendo su nombre del ahora minúsculo pueblo de Sour Lake en Texas donde se desarrolla no solo la @Texas Company (@Texaco) sino también otras petroleras emblemáticas como @Chevron, Gulf y Mobil. Hacia allá justamente se dirigió el contenido tóxico del pequeño frasco, un subproducto del proceso de explotación igual al que en la cantidad de 18 billones de galones fue a dar a los ríos de la selva, y que Cardoso derramó al pie del monumento que conmemora el hallazgo del primer pozo petrolero de la multinacional.

En este recorrido de más de 4,800 kilómetros de fluctuantes ambientes que nos lleva de Lago Agrio a Quito vía a Houston para llegar a Sour Lake, el artista ya no muestra, como era habitual, la centralidad del paisaje, sino más bien lo “subordina” como telón de fondo que tiene ahora como protagonista al pequeño frasco de agua contaminante. Esta sustitución, que delata las taras del “progreso”, es a mi criterio igual de significante: esto es lo que nos queda. Dentro de aquella compleja matriz de coordenadas culturales, históricas, políticas, económicas e ideológicas podríamos interpretar el acto de Cardoso como un pequeño gesto de retribución, el cual sin embargo cobra un valor simbólico gigante.

Rodolfo Kronfle Chambers
Abril de 2012


[1] Katherine Manthorne, Tropical Renaissance: North American Artists Exploring Latin America, 1939-1879, Smithsonian Institution Press, Washington/Londres, 1989, p.3. Esta y las subsiguientes traducciones son mías.

[2] Ibid, p.11

[3] Ibid, p.4

[4] Si en el ámbito estético Church seguía a John Ruskin, en el explorador su modelo era Humboldt.

Prensa:
Diario El Telégrafo, 14 de Julio 2012
EL Universo, 15 de Julio 2012

Retrato de un desconocido, Peter Mussfeldt

6 Junio – 30 Junio 2012

Me intrigan muchas imágenes que recibo cuando estoy pasando por gente,

lo que pasa continuamente. Todas son en cierta manera anónimas,

pero gestos e impresiones quedan grabadas en mi memoria desde

hace años y finalmente decidí en plasmar eso en mi obra en donde,

todo se ve parecido y todo de una manera especial si es diferente.

No busco detalles sino impresiones fugaces que me intrigan y muchas

veces preocupan, que son impresiones que se entienden entre la tristeza

y la risa. Aquí ¨Retrato de un deconocido¨ es una necesidad en plasmar

eso sea en dibujo o en pintura, ahora en pintura que en sí tendrá otra

dimensión en todo sentido.

Lo desconocido es un laberinto de imágenes que nos tiene copado en

nuestra mente. Lo desconocido se cristaliza en imágenes que demuestran

a nadie en concreto sino exactamente eso, lo desconocido, ninguno es

igual al otro, es la interminable memoria de lo visto a través del tiempo.

Estoy empezando a pintar un mundo desconocido por mi y estoy empezando

un tema que es infinito y de acuerdo a mis impresiones que de tiempo a

tiempo aumentan y quedan grabadas en mi para seguir retratándolos.

 

Peter Mussfeldt S.

Lucerna, Oscar Santillan

26 Mayo – 7 Julio 2012 / Fundación Teatro Odeón, Bogotá, Colombia

Curadoría: Pily Estrada

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Una lucerna es una ventana pequeña y alta que ha sido construida, en ocasiones, luego de que una edificación ha sido terminada. Es un elemento que al ser creado disipa ese espacio de las tinieblas y abre la posibilidad a la luz. La obra de Óscar Santillán, como una lucerna, filtra una luz hasta hacía poco inexistente para develar presencias y situaciones, que surgen de preguntas aparentemente inútiles, que antes no habían sido planteadas.

Esas preguntas, nacidas de los recodos más absurdos y honestos de la curiosidad de Óscar Santillán, son la herramienta principal de su trabajo actual. A partir de ellas crea ‘situaciones visuales’, en las que a través de diversos medios recoge su particular visión de lo sublime, la belleza, lo espeluznante, lo masculino, lo extraño; cubiertas bajo el halo de misterio de lo que decide ‘dejar ver’ de los procesos de su obra.

“Voy a contarles una historia. En algún momento se hizo un estudio en el que un grupo de niños era llevado a un aula. El profesor tenía una caja, la cual muestra para que los alumnos vean que estaba vacía. La cierra y empieza a contarles historias, algunas un poco macabras, sobre lo que había en ella. El maestro les anunció que iba a dejar el aula y que volvería en quince minutos, dejando la caja sobre su escritorio. Hubo ocasiones en que a su regreso encontraba a los niños completamente aterrorizados; habían continuado contando las historias de lo que había dentro de la caja.

Cuando encontré el estudio de los niños y la caja me sentí tremendamente identificado y me llevó a entender que eso es lo que yo estaba haciendo. Estaba haciendo cajas -que es la parte visible de mi obra- y contando qué es lo que hay dentro, con la diferencia fundamental de que me comprometo a que lo que hay dentro de la caja sea cierto y no solamente una historia. Pero aunque esto ocurra en el mundo real, aunque estos eventos no sean inventos dichos sino ejecutados, inevitablemente aparece un componente ficcional porque la caja está cerrada”.

-Óscar Santillán

Prensa:
«Ficticio», Esfera Publica, por Guillermo Vanegas, Mayo 2012
«Visitar la Biblioteca de Babilonia», Exclama, por Marcela Riomalo, Mayo 2012

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Cul-De-Sac, Dennys Navas

23 Febrero – 15 Marzo 2012

La utopía descalza

Parte de la obra reciente de Dennys Navas abona a las evidencias artísticas sobre aquel inagotable “deseo” que llamamos utopía. Las pinturas y maquetas de su muestra Cul-de-sac no aterrizan sin embargo ingenuamente la visión de un futuro mejor, sino más bien concilian en clave paródica una arqueología de este impulso con la realidad pura y dura del presente.

Las imágenes del artista se remiten a planos de ciudades “ideales”, planificadas para que operen en equilibrio, pero las esboza ya no con las edificaciones renacentistas que las inspiraron sino con las frágiles viviendas de caña y zinc que pueblan el depauperado paisaje local. Parecería que su obra, de esta forma, no peca de cándida, empleando una atenuada dosis de ironía y humor para lograr entonces armonizar en algo la distopia en que estamos inmersos.

Uno de los cuadros se basa en el La ciudad de la verdad (1609), diseño que contiene una planificación idílica imaginada por Bartolomeo del Bene. Pero ahora sus castillos, torres, corredores y patios quedan reemplazados por toda una urbanización de casas desvencijadas calzada forzosamente sobre la planta circular del proyecto original. Algo similar hace Navas con La ciudad del sol (1602) de Tommaso Campanella, o cuando ensaya un modelo propio basado en la espiral. Si bien este último emplea una imagen arquetípica el guiño a Smithson prevalece, y por consecuencia nos remite a su manera de enfocar la entropía, con sus ciclos permanentes y simultáneos de renovación y deterioro del paisaje urbano.

El diablo está en los detalles

Esta serie de imágenes se va descubriendo como si estuviéramos escrutando una pintura de El Bosco, llena de recovecos cuya minucia y sorpresa reflejan el agudo poder de observación del autor. Su inventiva se sintoniza con aquella evocativa reconversión de la precariedad como estética que ha sido tan productiva en los predios del arte en el Ecuador: las facciones de la arquitectura raída, las señales del ingenio que surge como consecuencia de las restricciones extremas y que solo se propone soluciones provisionales, o los rasgos particulares de lo descompuesto que a veces raya en lo absurdo. En su poética evocación laberíntica estas maquetas y bocetos se convierten además en metáfora de todo lo que puede y ha salido mal luego del fracaso de la planificación del porvenir y detrás de los experimentos sociales.

Tal vez si alguna pregunta despierta enfrentar el callejón sin salida que supone la disposición de estos habitáculos rodeados de verdes jardines de inspiración francesa es aquella que nos aqueja hoy en día con apremio (en clave mas que “indignada”): ¿Existe una alternativa al capitalismo como sistema? ¿Son estas paródicas visiones utópicas las mas sinceras de imaginar? ¿Se proponen como mejores escenarios dentro de las coordenadas del presente que vivimos? La obra de Navas parece adentrarse en el territorio de la ficción para repensar los apremios de la realidad: esta utopía bufa se presenta aquí, a mi juicio, como una alternativa discursiva -y hasta ética- frente al escapismo que, a manera de refugio emocional, provee la (artificiosa) nostalgia que tanto nos seduce hoy en día.

Lejos de pronunciarse en tono interpelante el trabajo del artista parece alinearse con “el principio esperanza” de Ernst Bloch y su manera de interpretar estéticamente las imágenes bien querientes que encontramos en todo tipo de producciones culturales, desde los cuentos de hadas, pasando por las narrativas religiosas, hasta las películas. Parecería que en la obra de Navas mas importante que la utopía en sí resulta ser la “función utópica”, como lo señala Bloch. Es ahí, en ese espacio de inconformidad con el status quo, donde aparecen todo tipo de mediaciones para lidiar con las fluctuantes condiciones del mundo, mas allá de los logros o fracasos obtenidos en el camino.

Bloch exploró la dimensión inconsciente del futuro a través de imágenes provistas por pensadores en un recorrido que partía de la antigüedad hasta su presente, una perspectiva dentro de la cual las elucubraciones de Navas pudieran por supuesto empalmar.

Rodolfo Kronfle Chambers
Curador
Guayaquil, 9 de febrero 2012

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Slap!

20-27 Marzo´12

Una muestra (alumnos del ITAE):

Pablo Andino
Ana Belén Castro
Diana García
Javier Gavilanes
Andrea Ramírez
Luis Ramírez
Raymundo Valdez

Southern Exposure, Karina Skvirsky-Aguilera

12 Enero – 10 Febrero 2012

“En Southern Exposure, Karina Skvirsky-Aguilera disloca su mirada: unas obras atisban desde su propia vivencia ejerciendo su rol de doble agente – ecuatoriana y extranjera a la vez-, mientras en otras otea a través de la experiencia del turista desprevenido, perplejo ante una cotidianidad que le resulta mucha más que exótica. La muestra termina proveyendo al espectador un juego de espejos, donde talvez piense reconocer la realidad que se refleja aquí, allá y más allá, sin alcanzar a abarcar plenamente lo que aparenta ser una gran conjetura, ni su promisorio significado.

Con depurados recursos visuales (fotografías de gran formado, cianotipos, videos y performance), y una arquitectura conceptual consecuente, que parece quererse esconder para no empañar el emotivo transfondo, la muestra hilvana el pasado y el presente de una serie de filiaciones personales que configuran una sola existencia, pero desde la cual se puede pensar en todas.”

Rodolfo Kronfle Chambers,
Curador

Entrevista y mas fotos: Rio Revuelto

Karina Southern exposure

Azor, Oscar Santillan

23 Julio – 15 Agosto 2011

Descargar PDF, Catálogo Azor

Azor, la nueva exposición individual del artista Oscar Santillán, presenta las obras realizadas durante los dos últimos años en los Estados Unidos, durante la Maestría en Escultura que recientemente obtuvo en Virginia Commonwealth University (VCU), considerado el programa más prestigioso de escultura contemporánea en USA. La muestra incluye fotografías, esculturas, videos y dibujos.

Las obras de Santillán presentan mecanismos y materiales inesperados, de alguna manera, misteriosos. Entre los trabajos a exhibirse se encuentran ‘All The Blinks’, una meticulosa recopilación de todos los pestañeos de James Dean en cada una de las películas en las que actuó. ‘Cascade’, la extraña fotografía de un mueble del que brota agua, como si fuera una cascada. ‘A Knife To Defeat The Night’s Breeze’ en cambio presenta un método casi alquímico en el que el artista utiliza las cenizas de un coyote cremado y las transforma en un pequeño cuchillo que flota en láminas de acrílico transparente.

Oscar Santillán, de 31 años, es uno de los artistas más visibles de la escena ecuatoriana. Su obra se ha exhibido en galerías y museos en New York, Washington DC, Madrid, La Habana, Londres, entre otros. Además, es uno de los representantes de Ecuador en la próxima Bienal de Cuenca.

Prensa:
El Universo Julio 28, 2011
Diario Expreso Agosto 2, 2011