Junio 18-Julio 15’18
El clima de abandono que se respira en la obra de Dennys Navas se transfigura camino a una doble filiación entre la deserción humana y la representación de un diseño arquitectónico que acumula fuerzas mecánicas, tecnológicas, naturales y decorativas. Estas fuerzas obran sin estorbo humano en la naturaleza infinita que propone Navas con sus acuarelas y peceras para edificios, dado que deben corregirse silenciosamente como lo hacen los Guijarros para alcanzar la perfección aguas abajo, o elevándose sobre el agua como refinados solados artísticos.

A través de la estructura de cristal como telón de fondo, Navas edifica el reino terrestre, la acción bien pudiera compararse con la germinación de las semillas que, vista desde lo arquitectónico, supone leyes de crecimiento que empujan sus estructuras fuera del cristal. En una aspiración al cielo que permita, siguiendo las formas irregulares de la naturaleza, alcanzar el canto plano de los Guijarros en el cielo.

René Ponce
Amigo del artista.

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