10 Nov. – 12 Dic 2012
En la obra de Esteban Pastorino aparecen siempre, como constantes, una
construcción metódica, casi artesanal, de las imágenes y una pulsión por
fabricar él mismo distintos tipos de cámaras y dispositivos que luego juegan
un papel fundamental en el resultado narrativo de sus obras.
Sus fotos apuntan a la redefinición del tiempo y el espacio por medio de
dislocaciones de diversos tipos. Uno de esos mecanismos es la recurrencia
al ojo autónomo de la cámara; y su efecto inmediato, conmover el punto de
vista estandarizado del espectador.
Las fotografías de Pastorino invitan a pensar acerca de la existencia de
diferentes percepciones de la realidad y a buscar “algo más” en aquello que
parece evidente.
En los últimos 15 años gran parte de su obra se ha enfocado en la
experimentación en el campo de la fotografía panorámica donde ha
explorado sucesivamente sus límites, tanto en dimensiones como en
tiempo de exposición. En 2010 creó el negativo fotográfico más largo
Registrado hasta el momento de casi 40 metros de longitud, siendo exhibida en esta oportunidad una sección del mismo.
En plena era digital el autor recurre a procesos completamente analógicos
que refieren al trabajo de pioneros como Étienne-Jules Marey o Eadweard
Muybridge, retomado la idea de movimiento-tiempo, la cual ha sido uno de
los principales ejes de su trabajo y que se ve reflejada en el registro
fotográfico del transito en diversas urbes.
Paralelamente, utilizando esta forma autónoma de creación de la imagen,
marca su postura como generador de procesos constructivos relegando la
“mirada de fotógrafo”, seleccionadora de espacios e instantes, a un segundo
plano.