14 – 31 Enero 2004

Pablo Cardoso, artista cuencano quien ha sido escogido recientemente para representar a nuestro país en la XXVI Bienal de Sao Paulo, presentará el próximo miércoles 14 de enero en la galería dpm su exposición Coordenadas y Otros Ambages, la cual reúne dos de los proyectos que han ocupado la atención del artista en los años recientes: 18.VI.02 y Coordenadas.

Sobre ellos el crítico Rodolfo Kronfle afirma que «constituyen un gesto obsesivo, cuya minuciosa laboriosidad linda el morbo por la pintura, a fin de cuentas hoy por hoy un acto titánico. Digo esto porque evidencia un proceso opuesto de lo que suponemos normal, y nos enrostra con ello cualidades que algunos consideran al borde de la extinción en el arte contemporáneo.»

18.VI.02 corresponde a lo que el artista define como «sus caminatas». Kronfle apunta que «tiene como punto de partida 159 fotografías secuenciales que trazan la ruta de una caminata cualquiera de su vida. El registro se produce sin pretensiones, reconociendo el arte en la experiencia de lo cotidiano y proponiendo este recorrido como una metáfora existencial. No se busca el encuadre ni la luz perfecta, se aspira al tono sordo tildado por el ‘descuido’ del desenfoque de las tomas, negando así la grandilocuencia de la imagen para acentuar la intemporalidad que persigue.

Con estos documentos comienza un diligente trabajo de transcripción al lenguaje de la pintura, que raya la literalidad para enfatizar el comentario que nos hable de la relación entre la superficie pintada y la realidad. Imaginamos como espectadores algo de dolor al traducir una fotografía borrosa a la pintura, pero para Cardoso es puro placer: ‘En el fondo, cada cuadro simboliza la devolución de la imagen al reino de lo carnal.’

Resume esta lenta digestión como ‘pintar el tiempo’ y reconoce el proceso como un «ir a contrapelo: desde la inmediatez y frialdad de la captura fotográfica hacia esa otra temporalidad y corporalidad, la de la huella del pincel.»

En octubre del 2002 Cardoso presentó otra de sus «caminatas» (29.IV.02) en Madrid, dentro de la exposición Entre líneas. Virginia Pérez Ratton y Santiago Olmo, curadores de la muestra expresaron que «por su pertenencia a un lugar como Cuenca, en la sierra de Ecuador, este artista parte de la tradición pictórica ecuatoriana, la revitaliza y la transforma. En lugar de negarla, más bien toma distancia de su función meramente representativa para adentrarse en formatos muy pequeños y pone de relieve sus funciones de evocación poética y de ejercicio de memoria, trivial y cotidiana. La obra de Cardoso se implanta en una experiencia del cotidiano continuo y recurrente, como una forma de capturar el tiempo que transcurre, siempre igual pero siempre otro»

En cuanto a Coordenadas, su proyecto más reciente, el artista afirma que «parodia en torno a la razón cartesiana al decir: una mirada es un punto en el mapa, o el mirar tiene coordenadas frías y precisas que por sí solas nada dicen de lo mirado en un instante, por cualquiera.»

Esta es una serie de pinturas en las que vemos horizontes marinos vastos y difusos, representados con su ya habitual calidad fotográfica que resalta los efectos ópticos del desenfoque. Estos efectos le permiten llevar la imagen al borde de la abstracción, confiriendo a cada escena una atmósfera inquietante, introspectiva y anónima.

¿Se trata de lugares reales o ficticios? La respuesta parece darnos el título de cada obra: cifras que corresponden a unas coordenadas geográficas; información precisa que aparentemente nos permitiría encontrar en un mapa el punto exacto de donde se captó esa imagen, sin embargo, a decir de Cardoso «las coordenadas no hacen más que ahondar el anonimato de la imagen». Mientras tanto, para Kronfle «estas cápsulas sensoriales apelan a lo más básico, a la experiencia basal de ver y su cuestionamiento fundamental de percepción: realidad o mentira. Plantean también una postura incierta entre un arte conceptual y uno perceptivo, entre el arte como método analítico y el arte como manifestación física del instinto. Las obras prefieren no querer dirimir este dilema, y afirman su ambigüedad.

Se puede pensar que estas pinturas habitan un espacio incierto por la duda de su origen, que inquietan al espectador planteando la interrogante de su verdadera naturaleza. Es justamente en este territorio liminar que se solazan y encuentran su propósito.

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